
"Tuve mi génesis en la península de unos labios escarlata
y fui a caer delicadamente en el azafrán de unas manos.
Me bañó el murmullo de una lágrima,
me izó hacia el firmamento e impulsó mi vuelo.
No había avanzado más de dos despedidas en el aire
y me arrojó sus plegarias y sus sentimientos;
éstos se posaron en mis alas
y emprendí mi viaje en un sueño...en un deseo.
Precisamente vi que la aurora se enternecía en su mirada
y con sus blancas nubes me felicitaba por nacer con ella...me animaba.
Volé hacia el mar del tiempo y la distancia;
y en sus olas jugaron conmigo pececillos de plata
y me acariciaba y ensalzaba la espuma para no claudicar;
la evaporación del agua decidió hacerme un favor
y me elevó hacia el sol, para que sus rayos alimentaran
y recargaran mi espíritu;
y fuera capaz de proseguirhacia mi destino.
Volé una vez más y mi ansiedad se derramaba,
cuando me alcanzaron las gaviotas del pensamiento de quien me diera vida
y sostuvieron mi alas;
planearon sobre los rayos de la luna que recién me saludaba
y las estrellas me aplaudían mientras los demás astros por mi rezaban.
No podía desistir!
No lo haría!
Recargué mis fuerzas con el resplandor de un nuevo día y cuando me dí cuenta,
ya había atravesado el inmenso océano.
Me faltaba un poco más.
La playa me admiro, los árboles me hicieron cosquillas con sus ramas
y la ciudad me recibió aún de madrugada.
Me señaló la casa y una ráfaga de aire tocó por mi la puerta.
Salió el corazón de la persona indicada y con el último suspiro que aún me quedaba,
me instalé en su alma.
Alcancé todavía a levantar la vista y ví como nacía mi relevo.
Desde los labios de aquel que recibiera mi vida,
iniciaba su viaje de regreso un nuevo beso, mi gemelo."
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