Dueños de la noche

Alucinaciones, delirios, pesadillas, eran lo único que vivía hace días.Sueños corriendo por el bosque en la oscuridad de la noche. Oyendo un jadeo escalofriante de un lobo en su oído. Viendo esas mandíbulas abiertas, húmedas de hambre. El retumbar de la sangre, los gritos…

Sentir en su boca el sabor de la carne humana desgarrada. Retorciéndose de dolor alguien bajo sus manos mientras la luz de la luna llena iluminaba todo. Ver esas caras de terror, escuchar esos alaridos de espanto y dolor.
Y al despertarse de ese sueño enterarse que en el pueblo había desaparecido algún lugareño.
No quería cerrar los ojos. Le atemorizaba dormir, no deseaba volver a tener esas pesadillas y evocar esas masacres que en sus sueños parecían tan reales.

Esta noche no iba a hacerlo se negaba a vivir en sueños ese tormento.
Dejo todo dispuesto para pasar la noche en vela. Varios libros sobre la mesa que pudieran entretenerla, desvelarla, no permitir que se durmiera.

Cayó la noche, todo estaba en calma. El bosque estaba silencioso, nada pasaba.
Se acercó a la ventana, la luna se asomó entre las nubes e iluminó su cara.
Se sintió muy extraña, espasmos de dolor atravesaron su cuerpo y la hicieron inclinarse en un ángulo extraño. Sus manos se convirtieron en garras.

Su transformación comenzaba.

No eran pesadillas, ella era el ser que el bosque asolaba en las noches de luna llena.
Ella era quien se transformaba, dejaba de ser mujer para convertirse en una loba hambrienta.




¿Dió el paso el dolor al fin de sus temores?
¿o sus temores aumentarían ahora que loba se sabía?
poderosa mujer de fauces y garras afiladas,
muerte en sus manos para saciarla,
reina de la noche, de bosques y penumbras,
hija de la luna.

Sollocen los búhos,
se escondan las sombras,
los páramos sueñan con tener sus huellas,
la loba, de la noche es dueña,
licántropa hambrienta.


Bajo la cómplice mirada siniestra de la Luna llena, la Noche gélida y sepulcral ha idealizado un conjuro, un ritual negro para mostrarlo al mundo; pretende dar forma y vida al esplendor de las tinieblas...quiere que la condena del cielo toque la tierra, que se arrastre en el suelo y lo vivo o no vivo, tiemble.

Quiere que el vuelo tétrico de los seres sin forma y volátiles, tengan rival en la corteza amniota de la animación dibujada por la Mentira Total. Solo a la nocturnidad le corresponde la magia negra, la alquimia del dolor y también la seducción metamórfica le pertenece.

La Noche le ha vuelto la espalda al hombre y la brutalidad ostentosa de sus pensamientos, en el agudo filo de sus dedo índice asolará la animalidad de los mortales.

Desgarró el paso tiritante del viento y le arrancó sus gemidos, el eco deprimente de uno de ellos le llamó la atención y lo llevó al crisol malévolo del firmamento. Enseguida degolló al mar y en el chisporroteo de su sangre espumosa, succionó la savia de las olas yertas y lo escupió en aquel recipiente. Sin misericordia alguna llevó sus garras a las entrañas de la tierra y extrajo aún palpitante la silueta esquelética y sombría de alguna anima desconocida. Desde el otro lado de la Luna, la Noche envió a un siniestro emisario (una deidad olvidada por la Luz) para que furtivamente le robará fuego incandescente al Sol. Todo este repertorio fue amalgamado en el godete negro y de la erupción tortuosa nació la peor pesadilla jamás pensada.

Un ser blanco, peludo, feroz y cuatrípedo llamado Licán respiraba. El nuevo ser hórrido y salvaje, tenía la nefasta virtud de adoptar en agonizante transformación la forma que quisiera y ésta, generalmente era la de una hermosa, insinuante y turgente mujer. La hembra-bestia fue tatuada con plata, el cuerno de la luna estaba en su oreja. Para recordarle su origen, la Noche le concedió la amarga seña de los cuernos de la Luna en su yugular....y mil pesadillas.




(El gato escondido&Luna&Silence)

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