
El amor consume conciencias,
absorbe y dormita.
Se vuelve pulso, sed y arte
y nos recuerda su natural presencia.
El amor es un cielo terso y un rosal de reminiscencias,
se parece a la infinita gracia con que camina el aire
no es exagerado comparar al sentimiento con un ángel
que nos guarda, nos seduce, nos impulsa o nos silencia.
El amor es como la lectura del espejo
que nos dice que el vaho que le empaña
es el aliento de un cuerpo de azulejos
esculpido por los Dioses de la mañana.
El amor es un fino paisaje que brama
como lo hacen los relámpagos del alma,
el amor es la niña en tu mirada,
el amor es la voz de tu enamorada.
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