
El aviso intrínseco
es como un broche
que sella nuestras vidas
para siempre;
es la voz del alma
que toca el timbre
y nos hace luz de día
y luz de noche.
La señales eléctricas
nos abrigan
como un algodón terso
y espeso;
el cerebro también
irrumpe en beso
y húmeda miel
a la miel prodigan.
No hay nada superfluo en el dictado del corazón a la mente.
Todo es esperanza, una metáfora a ultranza...y se siente.
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